AUTOCONOCIMIENTO: EL EGO

Me muevo en la frontera.
Como un funambulista sobre el fino hilo que separa dos mundos, camino esforzándome por mantener el equilibrio.
En la percepción, y en la vacuidad, está la clave.

A caballo entre la realidad del Ser y la contundente inexistencia de la personalidad, que se aferra a lo que en verdad Somos queriendo perdurar, ahí es donde permanentemente nos debatimos en el día a día. Y, en esa pugna por verdaderamente SER, la re-educación del ego ha de imponerse.

La personalidad no es ni tan siquiera la sombra del SER, pero se autoidentifica como estable, perenne, perdurable y auténtica. Y cuando intentas combatirla, pulirla y clarificarla, abre sus fauces y muestra los dientes defendiendo ferozmente su existencia, su derecho a perdurar en el convencimiento de que, aun no siendo, ES. Y esto forma parte del fuerte anclaje que tiene en la mente, en la hermana pequeña de la conciencia, la hermana que, por demás, permanentemente quiere asumir el papel que no le corresponde.

Por su naturaleza lo que llamamos mente guarda la función principal de interpretar el entorno y conectarlo con el interno. Y de modelar el interno para proyectarlo hacia el entorno.
Cuando interpreta el interno ha de hacerlo creando modelos coherentes que contribuyan a fortalecer la propia estructura de su naturaleza, es decir, necesita generar una identidad o ego pragmática y autosuficiente. Cuando interpreta el entorno lo hace en la necesidad de generar una visión del mismo en la que encaje y se imbrique el interno, creando un modelo de la realidad estable y afín al mismo.
Por eso el ego, el vehículo que la mente ordinaria utiliza para vincularse con el mundo exterior, precisa modelos previsibles y fáciles de controlar. Por eso cuando nuevos paradigmas de la realidad irrumpen desde el exterior se revela y los niega, porque teme que la existencia de estos signifique su propia desaparición.

Por todo esto, cuando nos movemos en la frontera y comprendemos lo importante que es deshabilitar el ego, convirtiéndolo en el equivalente de una transpersonalidad, necesitamos realizar un trabajo consciente que, utilizando patrones inhabituales, nos ayude a desestructurar modelos preestablecidos. Y, así, a reconstruir una visión o modelo del entorno imprevisible para la mente, pero previsible para la Conciencia (a la que podríamos definir como la cualidad o identidad propia del SER en su propia manifestación siendo copartícipe, además y en cierta medida, de sus atributos).

La percepción de una realidad “diferente” contribuye al desmantelamiento del ego. La generación de una transpersonalidad trascendente nos ayuda a percibir la realidad de manera “diferente”, y a percibir la realidad desde perspectivas nuevas en las que se manifiesta de manera igualmente “diferente”.

Una parte de la fortaleza del ego viene provocada porque el ego cree decididamente en sí mismo. Como hemos dicho, una parte de su misión consiste en garantizar un mundo previsible y seguro, cognoscible y en absoluto enigmático. Como hemos venido a decir, el misterio es un enemigo del ego porque cuestiona no solo la previsibilidad del entorno sino incluso la del propio ego, haciéndole dudar de sus propias certezas y, por extensión, de su propia naturaleza. Luego la negación, por parte del ego, de lo extraordinario es una consecuencia de su miedo a desaparecer.

Por ello tienes que vivir en la frontera permanentemente reconstruyéndote, renovando de manera cotidiana tus pensamientos, observando las reacciones de tu mente y cómo esta interpreta la realidad que cree percibir, habilitando un código que sustituya al ego en su manifestación y que acepte, por un lado, lo imprevisible y perciba, por otro, lo estable y trascendente. Y ya que, en verdad, más que percibir creemos percibir, tenemos que afinar sobremanera nuestra forma de hacerlo porque de ello depende el nuevo paradigma de realidad que estamos construyendo.
Así que amigo desconocido, hermano silencioso que conmigo pisas este mundo, si quieres estar más Despierto rompe todo diálogo con el ego. Él no es quien dice ser, y te aleja de lo que, en verdad, Eres.

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