La respuesta no se hizo esperar. Pronto los flujos de tiempo se vieron afectados. Nunca antes nos atrevimos a poner nuestros sistemas al límite. Nuestras naves eran capaces de doblegar estos flujos, rizándolos, para contener energía potencial y desplegarla posteriormente. Pero nunca antes nos atrevimos a desplazarnos linealmente en paradojas temporales que finalmente nunca sabes en qué punto del espacio-tiempo te van a situar. Pero tuvimos que hacerlo.
Así las cosas, para nosotros llegar inicialmente a la Tierra no fue mas que fruto de una paradoja, una posibilidad cierta del universo y del tiempo sujeta al azar, o quizá a la existencia de ciclos en los bucles temporales sujetos a ritmos excesivamente amplios e impredecibles. Pero nuestra llegada es una consecuencia de esto.
Para entonces la confrontación ya se había producido, y el choque de civilizaciones era una realidad ya lejana. Lo cierto es que la Gran Alianza tuvo que decidir entre mantenerse al margen y dejar hacer, o hacer valer su propia autoridad y su sentido del equilibrio, de lo que ha de ser el equilibrio en el Universo. Por eso la Gran Civilización Madre de Sirio fue la valedora de los principios que rigen nuestro comportamiento en diversos ámbitos, y a la voz de Alcione se unió sin duda alguna (pues fue Alcione quien dio la voz de alerta).
En cualquier caso, la degeneración del espacio-tiempo no ha cesado desde entonces, y los ciclos se han vuelto extremadamente amplios e impredecibles en el universo de tres dimensiones.
Nosotros, como habitantes de la cuarta y de la quinta dimensión, tenemos perspectivas y experiencias diferentes, y nos afecta por tanto de manera diferente y, así, nos hemos visto arrastrados en una dinámica temporal que intentamos desacelerar y abortar posteriormente desde entonces.
En nuestros vehículos dimensionales podemos curvar el tiempo hasta el límite de su propia compresión, pero las paradojas se suceden de manera aleatoria e impredecible. Calcular todo esto, y prever su desenvolvimiento exponencial no es fácil, pero estamos en ello.
Lo cierto es que la confrontación no ha terminado, continúa.
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