REFLEXIONES EN LA NOCHE




Suspiró el viento en mi oído, me trajo un susurro de secretos arrancados a durmientes que ignoran el vuelo nocturno de los pensamientos. Un nombre impronunciable ancló en mi conciencia, estremeciéndome y adueñándose de mí.

En mi soledad las estrellas escribían mi nombre con luces de colores, con destellos semejantes al de ojos que te miran frente a frente buscándote en lo más profundo. Al mirarlas me miraban, y mi noche interior se convirtió en mi cobijo interior, en el atanor donde el ser de seres es cuanto es, donde me busco y me encuentro, donde existo desde siempre y para siempre.

Sabía que una respuesta certera habría de llegar desde el corazón más lejano hasta el mío propio, un corazón igual, como es el corazón de mis iguales, sangre y luz fluyendo por mis venas. Atravesó los mares y las montañas, y se hizo uno con el mío. La comunicación se hizo trascendiendo las distancias, porque no existe distancia.

No es la tristeza la compañera de mis noches cuando le robo horas al sueño, ni es el alma de los insomnes, de los que robamos horas al descanso. Lo que ocurre es que cuando el sol se duerme las almas y las ideas se propagan, y yo estoy presto a asirlas. La tristeza es el país donde anida la desesperanza.
Aléjate de mí. No cubras mi alma con tu sombra. No batas el aire a mi alrededor. Pasa de largo y sumérgete en los hielos del olvido. Aléjate de todo hombre, y del hogar de carne y hueso que ahora habito. Porque espero los susurros nocturnos, aquellos que llegan batiendo alas de pensamientos prestados y se dejan escribir. Entonces, la extrema claridad que inunda mis pensamientos me arrastra en un goce literario sin igual. Al escribir disfruto. Al sentir lo que escribo disfruto. Al comprobar la extrema naturaleza luminosa de lo que escribo disfruto, y siento la sonrisa de flores de palabras que se abren al mundo. Al escribir despliego mis alas y libero al águila, levanto el vuelo, el horizonte se amplía, y rozo las estrellas.

En mi mirada al mundo no dejo de mirarme en el mundo, de oírme en el latido de los corazones, de verme en los ojos ajenos con los que miro.
He nacido para tejer pensamientos llegados desde estrellas lejanas, para tejer conciencias que buscan ser una sola, para encender vidas y prestar palabras a mis dedos, para hacer preguntas y buscar respuestas. Y en mi soledad compartida sueño con Despertar.

Sin que tú lo sepas hacemos el mismo camino, caminamos la misma vida, vestimos de preguntas las mismas incertidumbres.
Sin que tú lo sepas buscamos lo mismo, y lo mismo somos, lo mismo amamos y lo mismo tememos. Y lo que tememos no es otra cosa que desaparecer en el olvido de lo creado, partir de estas tierras sin tiempo sin haber cumplido el objetivo marcado (que no es otro que convertir este mundo en un jardín donde florezca la vida y la conciencia).

Lo que me diferencia a mí mismo de ti mismo es una cuestión de conciencia y de energía. Aunque tú y yo seamos uno en un nivel superior de esa conciencia y de esa energía, a otro nivel es esto lo que nos diferencia. En la diferencia está la distancia entre nosotros, pero si trasciendes la diferencia te unes a nosotros. ¿Cómo puedes pensar que somos diferentes?. No somos diferentes, pero nos expresamos de manera diferente según el nivel, la conciencia y la energía.
Mira a tu alrededor, todo cuanto ves es uno contigo, aun cuando no seas consciente de ello. Únete a mí. Extiende tu mano. Siénteme. Siéntete. Víveme. No pienses que tú eres tú y que yo soy yo. No cultives la diferencia, sino la simplicidad aplastante de la singular unicidad de todo cuanto existe. No temas perder tu identidad, teme no encontrar tu identidad. Da el primer paso y yo lo daré contigo.

Comentarios

  1. Me ha encantado eso de "vestimos de preguntas las misma incertidumbres"...Miguel Ángel, si no es por que lo sabemos todos ya, se diría que ¿no será éste un extraterrestre...? Je,je...Quién sabe!
    Bueno, en serio ya, se podría decir que la telepatía aparece en tu entrada, la energía y también la tristeza..."No temas perder tu identidad, teme no encontarla..." aunque en esto de la tristeza, difiero un poco; pues como dijo Victor Hugo, "La melancolía es la felicidad de estar triste"...y muchas veces me sucede, y creo que es también gratificante. Por lo demás, también me quedo con "Da el primer paso, y yo lo daré contigo"...
    Buena reflexión. Un abrazo.

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  2. Muchas gracias, Utopazzo, por tus palabras. Siempre estás ahí.
    Gracias, de nuevo. Y ya sabes, nos vemos en el camino.

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  3. Juan Manuel Gonzalez20 de noviembre de 2010, 20:28

    Bello texto, me gustaria conocer la fuente que te inspira.Es un profundo tejer de conceptos que somos y la simplicidad de que al final somos uno.

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  4. jamas estas solo... Dios esta en tu corazon., solo en meditacion lo encontraras... y a el le gusta sobre todo la ALEGRIA...se FELIZ., ese es el unico esfuerzo que tienes que hacer. Bendiciones. NAMASTE. ♥

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  5. Mi desconocido y "anónimo" amigo o amiga, gracias por tu comentario. Cuenta con que seguiré tu consejo.
    Nos vemos en el camino.

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