Hoy he olido la mar... Caminando por su orilla, pisando su arena, mi mirada se perdió entre conchas nacaradas, y piedras mojadas, y perlas de espuma blanca que encerraban su eternidad en un suspiro porque, en un suspiro, nacían y fenecían ... Y el viento del pasado vino a mí.
Imaginé los antiguos pueblos del mar confeccionando collares tejidos de conchas y corales... Y pensé: “Voy a dejar que el viento del pasado me inunde, y percibir así a los antiguos pueblos que poblaron estas costas, y que con estas aguas vivieron su vida y afrontaron su muerte...”
Y, en ese momento, el mar olió a mar profundamente. No olía como cuando la brisa trae su olor hasta tierra adentro, ni como cuando el temporal azota la costa y acaricia el rostro con miríadas de minúsculas gotas... Era un profundo y hermoso olor a mar que nunca antes había percibido, y que penetraba todo mi ser. Era como si el mar me mostrara su esencia más sutil y más profunda.
“Quizá, pensé, en los tiempos lejanos, de los hombres que veneraban a la mar porque la mar todo les daba y todo les quitaba, quizá en aquél tiempo, la mar olía así.”
Y si así hubiera sido, como así creo, vivir en y para la mar debió ser una experiencia maravillosa, porque estaba tremenda y clamorosamente viva.
El mar, la mar..., desde este día, contemplarla, para mí, ya no será lo mismo.
Reconozco ese olor dentro de mí...¿ Será quizás que ese mar en algún momento me abrazó con sus olas?...
ResponderEliminarGracias de nuevo Miguel Angel y dichoso tú por compartir ese mágico encuentro con el mar.
Seguimos en El Camino...
Parecida impresión me llevo cuando me pierdo en la lejanía del horizonte y contemplo ese mar, esa mar, como algo infinito y me gustaría perderme en sus profundidades como si de un universo nuevo se tratase... tal vez, una parte esté implícita al hecho en sí, de que es mar fue la antesala (tal vez) de la aparición de la vida... pero también es cierto que cuanto más creo saber, creo que sé menos y dudo de todo, luego todo es "todo" pues no queda otra.
ResponderEliminarLa duda me llega al pensar que la vida surgió en ese océano pero no estoy del todo seguro que nosotros partiésemos de ese mismo océano. Creo que fue en otro tal vez...
Buen reflexión y nos veremos en el camino (sea cual sea y de la forma que sea).
Un cordial saludo de Utopazzo.
Gracias, Utopazzo. Lo cierto es que, en estos días, nuestros paseos a la orilla del mar se están prodigando. Y lo cierto es, también, que no puedo dejar de ver en él un espejo donde nos miramos y nos vemos en muy diversos ámbitos y matices. El mar es el mar, y nosotros somos como él. Y tienes razón..., quizá nosotros fuimos gestados en otro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dichosa tú, Carmen, por seguir estando ahí, y en el camino.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.