No hay un tiempo. Hay multitud de tiempos...
Al incorporarnos a este lado del universo, tuvimos que deflactar una porción importante de nuestra propia realidad, de nuestra propia y particular dimensionalidad, para duplicarla y volcarla a este otro lado.
Al ingresar en la época, en la etapa oscura, en el primer ciclo del viento de Alcione, la luz se convirtió en un problema. Su propia singularidad provocaba vórtices diagonales capaces de inferir verdaderos desvaríos espacio temporales. Por un tiempo, perdimos el control del tiempo.
En el abismo, justo en el límite entre este y la concordancia plena de nuestra realidad con la realidad superior que nos supervisa, justo ahí, perdimos el control del tiempo. Y nos vimos abocados a modificar su estructura para recombinarlo con haces de luz azul.
Así, el rayo protector fue creado. Un haz de luz capaz de sostener por si mismo una singularidad espacio temporal y controlarla, hacerla operativa, y replicarla hasta el infinito, hasta que esta singularidad diera lugar a una diferente que nos devolviera el control sobre el tiempo.
Taquiones..., el problema fueron los taquiones.
Nosotros hicimos todo cuanto estuvo en nuestra mano.
Al reiniciar el contador de tiempo, al devolverlo casi a su estado original, los ciclos se reiniciaron por segunda vez. Y la historia, nuestra historia, recomenzó.
Vórtices azules absorbieron toda la energía del sistema. Y el sistema se colapsó.
En 2012 de vuestra era el gran contador de tiempo universal reinicia su ciclo, culmina una etapa, completa la esfera del tiempo, y todo comienza de nuevo.
Nosotros hicimos todo cuanto estuvo en nuestra mano. Y será en ese momento que todo vuelva a nuestras manos. Y volvamos a ser realmente los señores del tiempo.
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