"El Pingorote", localidad de Almedinilla (Córdoba). Justo abajo la casa donde viera su primera luz de este mundo Carmita. |
A los pies de una roca erguida nació Carmita..., un río
pasaba bajo su casa. Entre la tierra y el agua respiró su primer aire.
El
semblante de la vida agotada se llevó sus sueños, y sus pasos, y todos sus
momentos... al lugar donde los sueños nacen y la luz fabrica escaleras al
cielo. Ochenta y dos años tardó la vida en llevársela a vivir nuevos mundos en
un mundo nuevo. Ochenta y dos...
Ahora
se vivirá a sí misma sin limitaciones y verá lo que no vemos o lo que soñamos,
los caminos dorados y luminosos que conducen a otras estancias, enhebrará sus
caminos a los nuestros desde la ingravidez de la conciencia más sutil,
respirará luz y, por fin, en nosotros será como flores que no se marchitan con
el tiempo y que solo necesitan del recuerdo para mantenerse vivas. Carmita
desplegó sus alas y alzó el vuelo.
Ahora
nos ve y nos siente, y sabe de nosotros, de nuestras miradas a lo infinito, y
de la pequeñez de la arrogancia que nos hace creer que todo empieza y termina
donde nuestra vista alcanza.
No
se ha marchado. En sus sueños de luz tejerá recuerdos sin ataduras y finos
hilos de luz con sus seres queridos, sonrisas sin tiempo que vencerán todo
tiempo, latidos envueltos en distancias que no existen. No puede morir lo que
no muere.
Vivió
su vida trayendo vidas al mundo, escuchando un millar de primeros llantos que
contenían el aliento más primordial, vivió su vida viviéndose en los
suyos... y ahora vive su vida en
espacios donde los pensamientos son colores, los susurros cantos, las sonrisas
carcajadas de luz, los recuerdos instantaneidades..., momentos atraídos al
instante más presente, el cariño el lazo más sutil y más fuerte, el recuerdo el
homenaje más sincero...
Ahora
brillas con las estrellas y sonríes con los cielos nocturnos, y escuchas los
primeros cantos del amanecer en tu nuevo amanecer. Algún día nos recibirás al
otro lado y nos contarás lo incontable, nos abrirás los ojos y nos indicarás el
camino y cómo tejer caminos con sonrisas de tiempo a tiempo, y recuerdos
vestidos de instantes eternos arropados de verdades sobre este y el otro mundo.
Ahora
sigues tu camino y nosotros seguimos el nuestro. Tú estás donde el caminar es
vuelo, nosotros donde caminar es tiempo.
No
habrá sombra que nuble tu recuerdo, ni viento que lo arrastre lejos, ni noche
que apague tu luz...
Sin
irte te marchaste. Te quedaste para siempre. Despertaste de este sueño.
Ni los angeles lo pueden expresar mejor, gracias por compartir lo que algunos de nosotros sentimos en lo más profundo del ser. Afrontemos ese camino cuando llegue el momento como una renovación del contrato de la vida, para seguir puliendo nuestra esencia.
ResponderEliminarFernando Ortiz
Muchas gracias, Fernando. Una continuidad en el camino sin miedos, sin sombras..., una puerta a la esperanza y a la luz.. desde un nivel de conciencia diferente... ¨Gracias por estar ahí.
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