Escaleras
sinuosas en parajes lejanos y ocultos...Nieves fronterizas, heladas. Altas
montañas que lindan con desiertos y llanuras. Ocasos prolongados, nubes que a
ras del suelo ocultan caminos inexplorados. Árboles, grandes pinos que
conforman bosques aislados unos de otros, como islas entre valles que parecen
circulares. Estrellas, cielos nocturnos extremadamente limpios y brillantes,
luces desbordadas por su propio brillo, estrellas desconocidas para mi,
encuentros con guardianes, sombras de
luz que vigilan tus propios pasos, cuidadores del entorno y del camino. Y
finalmente la puerta: entrarás o no según tus pasos hayan sido.
Atravesarás
la montaña y al otro lado está el río. Un arcoiris señala la puerta entre la
niebla. Si lo mereces no será solo un sueño despierto.
Cristales,
paredes que brillan, multicolor. No puedo ir más allá, no me está permitido.
Ante
la puerta lo extraño soy yo. Ante la puerta, y la extraña singularidad que
significa no atravesarla, desfilan en mi mente recuerdos lejanos de otros
tiempos en otros cuerpos, desfiladeros del alma que siembran preguntas sin
respuestas.
Gotas
de luz disipan temores del ser y del no ser. El miedo a dejar de creer ser no
puede ser mayor a la realidad de ser.
Somos lo que somos. Por encima de la sólida realidad del ego atesoramos
momentos que conforman identidades poderosas, pero solo preparadas para andar
por casa.
La
luz brota a mis pies, se apodera de mí y de cada célula de mi cuerpo. Penetra
por la siete puertas y toma posesión del resto. Aleja toda sensación de
individualidad revestida de nombre y apellidos, al tiempo que susurra nombres
extraños que definen mil historias nunca antes recordadas y que se resumen en
una sola: tan solo importa este momento. Solo existe el ahora. Todo esta
contenido en este sagrado instante. La personalidad es un sesgo de lo que no
tiene nombre.
El
camino se despeja. La ligereza de todo cuanto me rodea parece hecha a mi
medida. En realidad todo está hecho a mi medida, porque soy una fracción de
todo y en todo encajo a la perfección. Desde el árbol al bosque, desde la
piedra a la montaña, desde la arena a la duna... todo cuanto existe forma parte
de todo cuanto es y en su propia singularidad y simpleza radica su perfección,
y en su propia significación radica todo el sentido, pues desde la parte al
todo y desde el todo a la parte somos esencialidad misma y totalidad sin atisbo
de grandeza, ya que somos en todo el todo que nos contiene y en cada todo que conforma
el contenido.
Soñar
despierto es un atisbo de la frontera, es caminar justo en el límite donde el
sentido adquiere sentido, donde la realidad misma se difumina y recompone en
una virtualidad diferente y más amplia, sutil pero coherente, secuencial pero
en múltiples direcciones. Soñar despierto es rozar lo inaudito y empezar a
tocar otros cielos, otras latitudes de la conciencia. Y cuando depositas allí
la energía suficiente, soñar despierto se convierte en estar más despierto, de
hecho ya lo es, pero significa tener ya dos personalidades: la de este mundo y
la del otro mundo, que es ni más ni menos lo que somos (habitantes de múltiples
realidades que solo miran en una dirección).
Ante
la puerta todo cobra sentido y mi propia mirada busca reconocerse habitante de
un amplio espacio invadido por la luz y expropiado de todo atisbo de
personalidad, integrando lo que soy en los mundos invisibles en una sola
esencialidad consciente. Cruzar al otro lado y levantar allí mi nueva casa, el
hogar que dará cobijo a la conciencia recobrada y despierta, a la memoria
recobrada y despierta, el hogar desde el que andar los caminos que la vida pone
a mis pies, adentrarme en el arcoiris y cruzar al otro lado.
Una presencia femenina y ancestral me recibe al otro lado,
misericordia al completo que se acompaña por un dragón. Me invita a seguir un
sinuoso sendero que conduce a la pérgola que guarda un tesoro, maravilla que
será entregada a mi compañera para que lo guarde en su corazón. Con él podrá
hablarle.
Colores
pastel y paisajes de ensueño, país en el que moran los inmortales. Frasco que
contiene el elixir de la vida, ¿quieres beberlo?, aceptación sin fisuras, rosa
pálida, nenúfar, punta de cuarzo, invitación sincera, serenidad, calma ante
todo. Podemos volver.
Maestro
te dono para ella, enseñador de sueños y en sueños... si lo acepta. Y lo
acepta.
Pequeño
cielo contenido en este lugar sin tiempo, subiendo escalera dorada que conduce
a estancia sin estancia con siete tronos y entronizados dorados. Mejor no
revelo por qué estoy aquí.
Fuente
de la vida conformada con nenúfares; cuatro caños que apuntan a las cuatro
esquinas del mundo derramando sobre ellas su agua, y el agua cae por montañas,
valles y desfiladeros, como si la fuente no tuviera fin, hasta llegar a los hombres.
La
realidad se diluye, encantamiento que se disipa, me alejo y regreso. Volveré.
Encerrado en lo más profundo de nuestra mente bajo capas y capas de una educastración basada en el miedo al momento de dejar de ser, se encuentra el secreto de la vida. Tienes toda la razón, soñemos despiertos y el camino se despejará. Gracias Miguel Angel.
ResponderEliminarFernando Ortiz
El camino se despejará y podremos ingresar en parajes desconocidos por no recordados o desconocidos por no visitados previamente. Pero somos seres pluridimensionales que, al poner los pies en el suelo, olvidaron todo nexo y parentesco con su naturaleza más sutil. Y esa naturaleza más sutil se filtra a través de nosotros y hacia nosotros buscándonos porque somos ello. Soñar despierto (trascendiendo la sutil literalidad de la expresión)es una forma de acercamiento lúcida a esas realidades. Gracias, una vez más, por el comentario, Fernando. Y un saludo.
EliminarSí Miguel Ángel: "Soñar despierto es empezar a tocar otras latitudes de la conciencia...."
ResponderEliminarAsí es. Así lo siento...
ResponderEliminarEmpezar a tocar otras latitudes de conciencia, es un verdadero misterio... De repente surge la NECESIDAD, sin entender el por qué.... Es como un antojo, un guía que te indica el camino a seguir...
ResponderEliminarFlo
Digamos que es consecuencia de un proceso y de un camino andado, matizado por la propia particularidad. Y que de alguna forma es inevitable llegados a cierto punto. Puede surgir como una NECESIDAD, así con mayúsculas como bien expresas. Será entonces tu verdadera naturaleza que comienza a reclamarte para que dirijas tu mirada hacia el lugar en el que moras y al que deberás regresar.
EliminarSin querer irme de esta realidad de forma precipitada, y esperando tranquilamente mi momento, cuántas veces he sentido esa NECESIDAD de regresar a esa otra morada, atisbándola muy sutilmente, rozándola con el borde de mis sentidos y sintiendo como si esto ya no me perteneciera, que soy como pez fuera del agua.
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