¿Cuántas
oportunidades de sentir la maravilla de la vida, del universo, incluso de
nuestro propio universo personal...., cognoscible pero mágico, mágico pero
asequible, explicado pero sentido, tenemos?. ¿Cuántas oportunidades de respirar
y vivir misterio cuando miramos a nuestro alrededor y la vida nos salpica con
lo desconocido?. ¿Cuántas oportunidades de dejarnos sorprender, para decir que
todo cuanto vemos es una auténtica maravilla y está lleno de misterio?.
Fabuloso
trasgresor de toda norma que pretenda robarle el alma, el misterio camina de la
mano de la vida. Porque esto es la vida y los fenómenos que la componen:
maravillas inexplicables que tienen explicación, fronteras sin fronteras que no
atienden a razón, destellos de una dimensión que no puede ser explicada sin
recurrir al corazón o al duende del misterio.
Cuando
lo que acontece no tiene explicación lo mejor no es negarlo ni dejarlo en
barbecho, lo mejor es vivirlo e incorporarlo a nuestra vida como una riqueza
que deja su semilla. Y, desde luego, no mirar hacia otro lado escondiendo la
mirada, sepultándola en la sombra que proyecta el miedo a descubrir... porque
descubrir significa fenecer. Solo fenece lo efímero y lo que cree tener un fin.
Lo efímero, antes o después, es arrastrado por el viento. Y lo permanente, lo
veraz, lo inmanente, es la sombra que proyecta lo que en verdad somos.
La
última semana, y no es tan sólo una metáfora, la he vivido en el misterio,
literalmente en el misterio, rodeado del asombro de testigos de lo imposible,
hombres y mujeres que no entendían cómo los objetos pueden volar, moverse
solos, aparecer o desaparecer, convertir lo cotidiano en especial.., romper
toda atadura de una verdad que aparenta ser única, de una verdad que no tiene
nombre ni límite. Con ellos estuve y vi lo mismo que ellos: fenómenos que
rompen todo molde y todo molde vulneran, atisbos de energías inteligentes que
se cruzan en tu camino y físicamente se muestran, convirtiendo su tránsito por
este mundo en hechos excepcionales, pura magia de una realidad imprevisible.
Transitan por este mundo dejando abierto el resquicio de un nuevo misterio. Y
los cimientos de la realidad aprendida se remueven.
El
exilio de la palabra imposible significa abrir la ventana de par en par en una
realidad sorprendente que se presta, además, a ser acariciada, besada, abrazada
desde dentro y desde fuera, vivida desde la totalidad que significamos y desde
nuestra propia individualidad. El exilio de la palabra imposible conlleva el
acogimiento de la experiencia ampliada de toda posibilidad, la llave maestra
que da paso a un vasto horizonte de posibilidades y a vivir lo imposible,
porque lo imposible no existe.
Imposible
sólo es una palabra, una barrera, un miedo escrito, la frontera de un sueño que
teme ser real. Imposible es negarse a ver.
Irreal una etiqueta que niega lo evidente, porque negarlo
significa seguir dormido o caminando sin rumbo creyendo seguir un rumbo .
Si
la realidad quiere vulnerarse a sí misma lo hace. Si el universo quiere
recrearse sobre lo que él ha creado no solo lo recrea, sino que lo rehace y te
muestra mil ardides de lo invisible para intentar sacarte del letargo.
Si
lo posible, que es todo, quiere vestirse de misterio porque no lo entiendes,
porque no lo ves, porque ni siquiera lo miras... Descorrerá el misterio para
que te asombres. Derribará los muros de lo establecido para que camines sobre
sus piedras. Iluminará tu noche con destellos de dimensiones desconocidas para
que abras tus ojos de par en par y te conmuevas.
El
misterio..., sólo nos envuelve el misterio.
Con motivo del poltergeist acaecido en Málaga
el 24 de mayo de 2013 y días posteriores
No sabes lo que admiro a los que os atrevéis a decir lo que pensáis, Miguel Angel.
ResponderEliminarMe decía el anciano: María, en esa calle hay más gente paseando y hay otras casas en las mismas casas. Se lo dijo a su familia también e inmediatamente la medicina diagnosticó una esquizofrenia que trataron con risperidona. Se acabaron “los fantasmas y las tonterías”.
Sumido en el silencio ya no volvió a gozar de sus vistas ni a molestar a los demás con sus sueños porque su carácter tranquilo y sosegado, nunca molestó a nadie.
Y nosotros también tenemos nuestras particular risperidona. Nos emborrachamos de todo lo que nos rodea, pero sobre-todo, estamos borrachos de miedo.
Nos estamos perdiendo los amaneceres y las sensaciones de seda infinita que nos envuelve, a poco que nos fijemos en la piel. Nos estamos perdiendo los diamantes escondidos y la vida que bulle tras la nata mugrienta de los mares.
Estamos perdiendo la voz, el mapa y la brújula que nos habla del misterio y hemos lacrado la visión en un anhelo de ser normales, pero hay una esperanza…como el bebé a punto de nacer, lo real, se abrirá paso.
Así es, María lo real se abrirá paso..., como el viento entre el llanto de los sauces, como la mar entre la arena... Se abrirá paso...
EliminarGracias, una vez más, por tu aportación.
Siempre es un placer leerte, MIguel Ángel, pero este escrito además, a mí me ha abierto un poco más la puerta a la esperanza.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Rosa
Rosa, la esperanza es la flor que se abre cada mañana para llevarnos de la mano en el día. Nos acompaña hasta que los sueños y las vivencias deciden andar el camino de la realidad más sutil y más certera, hasta el momento del ocaso, y cada ocaso es la puerta del siguiente amanecer. La realidad de vivir supera con creces cualquier ficción y cualquier límite. Muchas gracias por tu comentario.
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