Magia
del sur contra las rocas, encaje blanco de olas que la visten de novia, la
novia de la mar y de la brisa, de la salina, de la huella que se borra pero
deja su eco para siempre. Aroma del sur entre los pinos, pinos adornados por
olor a sal, luz cortante y celestial que seduce a la sombra y la doblega porque
la luz es la impronta mágica de esta tierra.
Magia
del sur dibujando nombres y sonrisas entre dunas de arena fina que contornean
caderas recostadas.
Magia
del sur en las estrellas, en el canto y la poesía, en la guitarra, en la
golondrina que vuelve fielmente, en los campanilleros al alba, en el resplandor
de un horizonte limpio que se tiñe de malva.
Magia
del sur que desciende por vertientes caudalosas, buscando la eterna caricia de
la mar y a la mar se entrega, y salta de alegría entre la espuma blanca,
mirando trigales verdes y la flor del romero.., romero verde.
Magia
del sur en los abanicos, en las miradas furtivas, en el hondo cante del alma
que clama al cielo porque del cielo espera clamor en el silencio, virtud en la
palabra, alegría por bulerías y jinetes que pisan las orillas sin pisarla a
lomos de caballos andaluces de crines rizadas y trote alegre. Salpicaduras,
chasquidos de la mar, lágrimas de alegría de una mar que no llora..., chispas
de luz en el oleaje.
Magia
del sur que corre por mis venas, magia de la tierra adentro y de la tierra
afuera, olivos y almendros, chaparros y quejigales, acebuches, cortijos blancos
y amapolas.
Magia
del sur que se escapa en el habla y la alegría, en el sentimiento, en la mirada
sensible, en el canto y el cante, porque cantar a la vida es vivirla, y en la
piel quemada por el sol y el terral.
Magia
del sur que se respira y se siente, que se paladea y se palpa... Magia a la
hora de vivir, a la de soñar, magia que se tiñe de colores, que recoge legados
de un mar legendario..., que huele a jazmín y a dama de noche, a tomillo. Magia
del limonero y el naranjo.
Magia
de la vida, magia del sur y del ser que se desliza suavemente por las laderas,
por las más altas cumbres, que se deja nevar, que se tiñe de blanco y de azul,
que se deja beber y besar; de aguas cristalinas, casi etéreas, de costas
rizadas y suaves, de nubes blancas y cielos despejados, de tormentas y negros
nubarrones, de lluvia soleada, de flores que no se marchitan, de aguanieve, de
escarcha, de biznagas...
Magia
del sur que casi toca las estrellas y desciende hasta la faz de la mar, y en la
mar un millar de espejos recogen su luz y la devuelven para besar pupilas.
Magia de la luz que todo lo envuelve y se respira.
El
sur, mi sur, mi tierra.
A Mari Carmen, mi hermana.
La magia
del sur la acarició desde muy niña y le regaló su arte.
Allá donde esté seguirá
cantándolo.
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