MAESTRO Y EL APRENDIZ



- ¿Maestro, cuándo dejaré de ser un aprendiz?.

- Algún día de estos.

- Pero Maestro, ¿algún día seré un gran Maestro, como tu?.

- Quizá algún día...

- ¿Cuándo será eso?.

- Hijo mío, la mayor de las certezas no deviene de la mayor de las incertidumbres. Ni siquiera una gran pregunta precisa de una gran respuesta. ¿Acaso no crees que preguntar no es el camino?. Preguntar es tan solo una nube en el cielo. El camino eres tu.

- Maestro, pero quiero ser sabio.

- La sabiduría, apreciado aprendiz, no se obtiene de la boca de otro, ni siquiera de la experiencia de otro, sino de ti mismo. No seré yo, pues, quien te haga sabio.

- ¿Y entonces quién se encargará de ello?.

- Tu mismo. Con mi ayuda, pero tu mismo. Dame la mano para caminar, pero camina tu. No puede ser de otra manera.

- ¿Pero cuándo dejaré de ser un aprendiz?.

- Cuando obtengas la respuesta antes de formular la pregunta. Entonces, y solo entonces, dejarás de serlo.











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