En
el agua..., tenía los pies en el agua y la mirada algo más allá de su
superficie, en un lugar remotamente cercano...,
donde habito siendo, donde sueño despierto...
En
el agua, tenía los pies en el agua pero el corazón en las alturas...
Algo
más arriba de las nubes, entre estas y las estrellas, está el hogar de los
pensamientos, de todos y cada uno de los pensamientos..., flotan ingrávidos,
llueven sobre nosotros, se introducen en nuestros sueños..., nos acompañan en
cada despertar... Y al ponerse el sol se adormecen con nosotros y se dejan oír
cuando el alma escapa a los mundos de colores vívidos, en aquello que llamamos
sueños.
En
el agua, tenía los pies en el agua y la mirada más allá de su superficie, en la
más tierna profundidad de su faz, del rostro de cristal roto que no se rompe,
que se tersa y se pliega, que se calma y se arruga, y estalla, y se mece, y
grita, y susurra...
Más
allá de todo esto estaba. Donde se quiebra el llanto y se convierte en risa,
donde la risa se deshoja y se convierte en pena, donde cada madre y cada padre
recogen el primer llanto de una vida nueva que se asoma al mundo y al mundo
observa desde ojos nuevos que no tienen sueño, sino ansias de vivir despiertos
y abiertos volver al seno de la Madre Tierra y al rostro del Padre Cielo.
En el agua, tenía
los pies en el agua y el cabello rozando las nubes: el techo de mi casa sin
paredes y sin suelo, sin cortinas, sin ventanas, sin puertas... Porque mi casa
es el mundo y sus paredes son montañas, sus suelos grandes llanuras, sus techos
azules de luz tamizada que esconden estrellas y misterios en forma de agua
cristalina que se deja llover como versos que manan de un corazón puro que
suspira nombres de flores y besos, besos en labios sonrojados que entreabiertos
hablan sin hablar porque el amor no se marchita cuando lo besas..., sus
balcones desfiladeros y sus ríos carcajadas de la vida al sentirse llena de sí
misma en su propia casa, en el mundo que es y en el que somos viajeros sin
tiempo apresados por el tiempo.
En
el agua, tenía los pies en el agua, agua cálida como la propia vida, agua dulce
como besos de la Madre Vida en mi primer aliento.
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