Por
mis puertas de luz penetra su luz, luz que me conecta con lo que Soy y el Hogar
Primigenio, afinada energía que me trasciende y me mantiene sutilmente, que
alimenta el vuelo del águila de mi corazón arcoiris. Luz titilante, adornada de
verdes a mis ojos, que levanta por el horizonte asida a un can de estrellas
cercano a un mítico gigante.
En
mis caminos, cuando trazo redes de luz, conexiones tejidas de tiempo en tiempo
y de mundo en mundo, contemplo sus destellos y los dejo llegar hasta lo más
profundo de mi. Y en su luz mi luz se hace suya.
Mas
con el tiempo no solo llegaron destellos y energías sutiles infiltradas por los
poros de la piel de luz, que no es piel porque la luz no traza caricias sobre
si misma y el alma no vive el tiempo como el tiempo que concebimos. Con el
tiempo, las miradas embelesadas y perdidas en un cielo invernal invadido de
estrellas como hogares lejanos, como pasillos a otras estancias..., se tornaron
vínculos que afloraban, historias sin tiempo vestidas de tiempos lejanos. Con
el tiempo, todo esto se tornó en voces inaudibles, palabras que cabalgan
esferas, matrices preñadas de formas contenedoras de información, geometrías
como cuerpos de almas destinadas a recomponer estructuras de pensamientos, de
ideaciones y percepciones de la realidad, experiencias del mundo en mi mundo...
mundo de carne y huesos sin carne y sin huesos, porque la luz lo constituye
todo y de luz todo cuanto ves se adorna. Maestros de luz cristalizada que
viajaron sin viajar hasta mi por un camino hecho de estrellas.
En
el transitar por los caminos del mundo y los trazados de mundo en mundo, la luz
se convierte en el atanor donde se gesta la vida, la que traemos, compartimos,
transmitimos y preservamos. Y es la vida de lo que Somos en lo que somos.
Aquella de la que sólo somos pólenes de nombres y apellidos con aires de
grandeza.
En
el transitar por los caminos del mundo y los trazados de mundo en mundo,
atesorando vivencias y olvidos, preguntas y certezas, disipando el velo que me
cubre de un sueño elegido sin azar...: Hermanos de Luz y de la Luz , luces desprendidas de un
cielo estrellado que me acompaña en cada momento sea de noche o de día, sea el
invierno o las flores canten al tiempo en el que la vida se gesta...
Y
cada noche de cada día, desde que el día y la noche contemplan mis pasos sobre
este mundo, mi primera mirada al firmamento es para buscar su mirada al mundo.
Y ella siempre está ahí: Sirio.
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