En la soledad el tiempo se para.
No en la soledad del momento elongado y la mirada triste.
No en la soledad de la lágrima y el suspiro.
En la soledad de ti mismo contigo mismo.
En la soledad de la plenitud del vacío y de la vacuidad de todo.
En la soledad el tiempo se detiene y la brisa del mar no acaricia tu mirada, la mirada está vertida hacia dentro. Y entonces la brisa no acaricia, la brisa eres tu.
En la soledad.
No en la soledad compartida.
No en la soledad del desierto.
No en la soledad del agua tibia que conforta, sino en la soledad de la grandeza más absoluta y limpia.
Ni siquiera en la soledad del guerrero, sino en la soledad de aquél y aquello que está más allá del guerrero.
Es la soledad de lo que no tiene nombre, porque con nombre no puede expresarse ni en nombre contenerse.
No es la soledad del sólo, del lobo que aúlla al sol de la noche, del témpano de hielo que flota en la inquieta planicie del mar.
No en la soledad de la rapaz que alto vuela y sobrevuela el dolor sin miedo ni apego, hasta que el dolor desaparece.
Es la soledad del que sólo no está porque a sí mismo se reconoce y contempla, y se tiene, y se vive, y es en sí mismo.
Soledad que a través mía se expresa, y acercarse a ti quiere. Pero sólo soy la sombra de la soledad, no de la inquietud, del desaliento y el desamor, sino la sombra del atroz silencio que lo dice todo porque expresa y contiene el alma, tu alma, mi alma, el alma del mundo, y el alma de la vida. Y en la quietud del alma el silencio se expresa porque es el clamor del amor más absoluto.
En la soledad el tiempo se para.
En la soledad la plenitud se expresa.
Y en la soledad la luz derrama amaneceres y sonrisas, atardeceres y miradas cristalinas. Soles como el Sol, tu Sol, el atanor donde la soledad se convierte en la proximidad más intima.
Si haces en ti el silencio oirás el canto de la vida.
Si cierras los ojos verás la luz que todo lo envuelve.
La soledad es el silencio y el silencio un clamor. Y en el clamor del silencio la vida habla y se expresa.
En la soledad no hay soledad, sólo la faz de la más sagrada presencia.
"En la soledad la mirada está vestida hacia dentro.."
ResponderEliminar"En la soledad sólo hay la faz de la más sagrada presencia..."
Así es Miguel Ángel...
Florence
Gracias por tu comentario, Florence. Un saludo.
Eliminar