NO TENGO PALABRAS






No tengo palabras. Porque tenerlas seria llorarlas, gritarlas, arrancarlas de mi garganta. Y vaciar de todo el corazón que late donde el grito ya sirve de nada.

No tengo palabras. Porque palabras son solo sonidos lanzados al vacío más cruento si no se convierten en amaneceres de esperanza y en panes, y en manos no alzadas sino tendidas en la distancia buscando otras manos, y en rescatar del dolor al propio dolor y de la indiferencia a los dueños del mundo.

No tengo palabras. Porque si las tuviera ¡estaría tan cerca del clamor más silencioso y del silencio más clamoroso!. Y gritaría de silencio contenido, de mordaza mordida de impotencia, porque susurrar ya no vale y vivir se ha convertido en una conquista… En vez de palabras serían sollozos de niño adulto que no entiende. Porque entender sería un canto a la incomprensión, paradojas que encierran paradojas porque la vida no se tejió con fronteras, ni el dolor las tiene, ni la guerra las respeta, ni el llanto y calcañar de dientes pueden sernos ajenos.

Un ser humano no puede ser ilegal… nunca. Y una guerra nunca deberá vestirse de justicia, porque no hay justicia en el horror y en la sangre, en los padres que pierden hijos y en los hijos que pierden padres.

Vergüenza del engreido mundo civilizado que aún no ha aprendido ni quiere aprender y mira para otro lado. Porque su idea de la solidaridad se viste de cifras, de acuerdos y de ministerios. No se es humano hasta que no se ejerce como tal…, y no parece que estemos gobernados por ellos. Y nosotros, durmientes caminantes que buscan estar despiertos, no podemos contentarnos con cánticos en la noche del mundo buscando acariciar las estrellas…, pues no hay dolor ajeno, ni hijo que no sea nuestro hijo… Ni un alma infantil puede ahogarse antes de llegar a la orilla de la vida… y las estrellas seguir brillando igual.

Vergüenza de los que usan o usaron a Dios para justificar sus desmanes y vestirlos de creencia y de arrogancia celestial e imponen su credo porque solo impuesto puede ser “libremente” seguido. Y el cuchillo sea su voz. Y la sombra el alma de sus palabras. Y la sangre derramada el agua que les da la vida.

Que baje Dios a la Tierra y los hombres suban al Cielo. Y en el camino encontremos la Paz que nos falta y la Luz que debe alumbrar a nuestros corazones. Y Dios tome posesión de este mundo en cada mujer y en cada hombre. Que sea así. Que así sea.







(Inspirado en la actual crisis de los refugiados llegados a Europa huyendo de la guerra en Siria)


Comentarios

  1. Miguel Ángel, me siento como tú, arañada en todo mi ser por tanto horror, y suplico a Dios que bañe todos los seres con compasión y generosidad.... Flo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario