SUSURRAN PAJAROS




Susurran pájaros.
Cánticos que trae el viento,
resplandores de aleteos azules
y de almas viajeras que acarician el cielo
y las nubes.
Y versan lluvias,
bautizos por inicios y vuelos del alma.
Espíritus libres que libran batallas batiendo murmullos de luz al viento.

Pájaros de colores que susurran cánticos,
que cantan amaneceres
y atardeceres
en los que el sol se cobija en la madeja de los árboles.

Y entre ellos los cantores,
como flores voladoras,
se sinceran con la hoguera
que alumbra las praderas.

Sol en las montañas,
las riveras,
en sonrisas sin fisuras
(y las siembra de cordura).
Atadura que madura se convierte en locura.

Vislumbre de la puerta de la flores,
la que conduce al cielo del hombre.
Corazón que late y tiembla de vida en su pecho.

Susurran pájaros.
Son viento contenido en silbidos y graznidos,
en sonrisas de colores
revestidas de sabores…
a besos,
a temblores…
del alma,
a rezos del viento,
a mil pensamientos,
a temblores por amores…

Susurran pájaros.
Ellos son viajeros.
Son sinceros.
Solo cantan cuando encantan a la vida,
cuando roban sonrisas,
cuando roban caricias.
Y acarician con su canto corazones.
Amores de cristal que brillan,
que sienten,
que se hermanan con las hojas de los árboles.

Que torrentes de alas.
Que brisa con sonrisa alada.
Que trino que no trina que habla.
Que canto que no es canto que es alma.
Que brilla porque es luz en movimiento,
raudal de alegrías dibujada en algarabía.

Susurran pájaros.
Quiero ser ellos.
Cánticos al alba y al crepúsculo.
Susurran pájaros…








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