CUANDO ERA UN NIÑO



Cuando era un niño los rosales florecían cada mañana. Y cada mañana brotaban vinagretas y amapolas. El almendro era el árbol más bello del mundo.  Y el viento susurraba “buenos días” que eran destellos coloridos, primavera cada mañana. Y cada mañana murmullo de pájaros.

Cuando era un niño la lluvia era lluvia cada invierno, el campo una aventura y la bici la gran nave que alejaba el horizonte y me llevaba más allá de él. Las estrellas no eran estrellas, sino mundos a descubrir, alentadoras de sueños, ventanas a lo imposible hecho posible.

Cuando era un niño las montañas, ahora más cercanas, estaban lejos, tan lejos…
Ahora solo quiero seguir siendo un niño, un sueño andante que se hace mil preguntas…, y no quiere más respuesta que el alimento de la esperanza, la voz de la alegría, y el inicio de cada día como si fuera lo que es (único, irrepetible, el primero y el último a la vez). Solo quiero sueños que me enseñen a despertar y a jugar con las nubes y el tiempo. Y en el tiempo ser un humano cristalino que confía en la Vida y en lo que esta le trae. Un niño grande sin intención de dejarse la inocencia en el camino.



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